Mozart y la Ópera en el período clásico
Mozart cultivó con interés todos los géneros musicales de su época. Si bien cambiaría de foco
de interés entre la ópera y la música instrumental, su música, al igual que su colega Joseph
Haydn es presentada como un ejemplo arquetípico del estilo clásico. Los rasgos centrales de
dicho estilo presentes en su producción son los sellos de su trabajo: la claridad, el equilibrio y
la transparencia. Ejemplos notables son sus obras maestras más finas: el “Concierto para piano
Nº 24”” en do menor KV 491, la “Sinfonía Nº40” en sol menor KV 550 y la ópera “”Don
Giovanni”.
En relación a la ópera, siempre fiel al principio de que la música es la esencia de la misma y
que no debe sacrificarse a las exigencias escénicas, compuso en cada uno de los estilos
predominantes: la ópera Buffa, como “Las Bodas de Fígaro”, “Don Giovanni” y “Così fan tutte”,
ópera seria, como Idomeneo, y el singspiel, del cual La Flauta Mágica es el ejemplo más
famoso.
En sus óperas posteriores empleó cambios sutiles en la instrumentación, la textura orquestal y el
timbre, para aportar una mayor profundidad emocional y destacar los movimientos dramáticos.
Algunos de sus avances en el género operístico y la composición instrumental son: su empleo
cada vez más sofisticado de la orquesta en las sinfonías y conciertos (lo cual influyó en su
orquestación operística) y en sus óperas, el desarrollo de la sutileza en la utilización de la
orquesta al efecto psicológico (cambio que fue reflejado en sus composiciones posteriores no
operísticas).
Cherubino y Condesa
“Las ”Bodas de Fígaro”