O¦üpera, ge¦ünero y subge¦ünero - page 5

Desde sus orígenes en Florencia, allá por el 1600, se considera a la ópera como un género
muy completo, ya que reúne diversas artes en escena: poesía, música, canto, danza, artes
plásticas, lo teatral, etc. Fue a partir de su expansión y difusión por Europa que surgieron varios
subgéneros con características propias.
Desde entonces, y dada la densidad de los temas abordados, se convirtió rápidamente en un
arte escénico de relevancia. Se la conoce como ópera seria, pues tocaba temas inspirados en
la historia y la mitología grecolatina. En los entreactos se incluían piezas en clave cómica: los
intermezzos. Es justamente a partir de estos “intermedios” inspirados en la Commedia dell’arte
que surge en Nápoles la ópera buffa o “dramma giocoso”, el cual se extenderá a Roma,
Nápoles y Venecia; y de allí al resto de Europa durante el siglo XVIII y XIX.
De hecho, la principal diferencia entre ambos géneros se basa en la temática y no en la
estructura: la ópera buffa suele parodiar la frivolidad de la ópera seria utilizando personajes
ordinarios –gente común– y argumentos más ligeros. Los roles principales los interpretaban los
tenores o bajos.
Ejemplos representativos del género son “Las Bodas de Fígaro” de Mozart (1779) y “El Barbero
de Sevilla” de G. Rossini (1816).
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Subgénero Ópera Buffa.
“Lʼelisir Dʼamore”
1,2,3,4 6,7,8,9
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